martes, 31 de agosto de 2010

Vincent Gallo


No voy a olvidar mi primer día en la universidad. Había un tipo sentado junto a la acera. Mucha gente se quedaba mirándolo. Tenia el torso desnudo y se echaba tierra en el rostro como si su vida dependiera de ello. Gritaba cosas y nadie le hacia caso, parecía que estaba en su papel hace ya buen rato.

Y es que el tiempo no importa tanto a un hombre que lo ha perdido todo.

Pero no digo que yo sea uno de ellos, es que uno siempre consigue algo nuevo que perder.

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Debo confesar que en realidad me acuerdo poco. Lo suficiente para perder algunas horas, que en realidad son dias. Y es que ni el calendario ni el reloj mienten cuando se trata de decirnos el tiempo que hemos perdido. Son crueles los dos, pero lo es más el recuerdo. Tal vez ese sea el porque no me suena tan descabellado perder el tiempo.

Me hubiera gustado tener una foto, pero aquel incendio fue más rápido que el comienzo de la nostalgia. Hasta parece planeado todo. El fuego, las cerillas, el vacío y , por supuesto, también la nostalgia.

A ti se te ha dado por llamarme a mitad de la noche, y a mi por contestarte. Nunca sabré lo que querías decirme. "Las palabras son inútiles si no van acompañadas con acciones" decía mi abuela. Aun lo dice, pero yo ya no soy un niño. Los refranes van y vienen, como las canciones de calamaro, y uno se pregunta si realmente sirven para algo.

El tiempo pasa y todo se vuelve mas complicado. Las excusas no sirven como antes, y no es tan fácil crear otras nuevas.

Alguna vez escuche decir que todo tienen un final, pero no. Nada nunca se acaba, y es lo peor.



Yo de Interpol me voy enamorando como siempre, de a pocos pero perdidamente. Han sacado un nuevo album y me quedado prendido de esta canción. No dejen de tocar nunca.









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